El azote de las pandemias ha sido una pauta recurrente a lo largo de la
historia de la humanidad, todos hemos oído hablar de la peste negra que mató a
más de un tercio de la población europea entre 1347 y 1353 o la gripe
“española” de 1918, que no tuvo su origen en España, y que mató a más personas
que la guerra mundial que sucedía de forma simultánea. Pero otras pandemias también
se enseñorearon por un mundo altamente comunicado ya en el siglo XX: Las
pandemias de gripe de 1957, con dos millones de muertes y de 1968, con otro
millón, golpearon con fuerza a la población humana recordándonos que la
mutación inesperada de un virus puede azotar en cualquier momento los cimientos
de nuestras sociedades.
La pandemia del coronavirus COVID-19.
La primera pregunta que podemos hacernos es ¿qué es el coronavirus
COVID-19?
Los coronavirus, pues hay muchos y variados, son una familia dentro de
los virus. Un virus es un ser acelular, no llega siquiera a ser formar célula,
que no tiene autonomía para vivir y reproducirse, necesita de una célula
completa a la que parasitar y a través de la cual reproducirse.
No todos ellos son igualmente peligrosos. ¿Quién no ha sufrido un
resfriado? Pues seguramente éste ha sido ocasionado por alguno de estos
microrganismos. Debemos tener en cuenta que siempre vivimos rodeados por una
multitud de gérmenes muchas veces inofensivos.
Una de las características del COVID-19, que comparte con otros muchos
virus, es que está “encapsulado”. ¿A que nos referimos con esta definición?
Pues a que este virus se encuentra rodeado por una cubierta grasa. ¿Por qué nos
importa esta particularidad? Porque si pierde esta capa envolvente el virus se
desactiva y muere. Teniendo en cuenta esta circunstancia podemos llegar la
conclusión de que es más fácil combatir al virus cuando no está dentro de un
huésped puesto que se puede actuar contra el con mucha más contundencia que
cuando ha infectado a una persona y toca atacarlo dentro de su organismo.
¿Cómo se puede contagiar el COVID-19?
El coronavirus se esparce por medio de gotas de saliva, que pueden
permanecer un tiempo en el aire y llegar a ser respiradas por otra persona, o
bien cayendo sobre superficies, donde permanecen y pueden ser tocadas por otra
persona de forma inadvertida, de llevarse las manos a la boca o a los ojos, con
posterioridad, es posible contagiarse.
¿Qué pautas individuales debemos de seguir para dificultar contagiar o
ser contagiados?
La mascarilla que utilicemos debe de tapar boca y
nariz, si dejamos descubiertas las fosas nasales abrimos una vía al contagio.
No podemos quitárnosla y ponérnosla repetidamente, la mascarilla puede haberse
contaminado por su exterior y al manipularla contagiarnos.
Debemos evitar tocarnos los ojos si no nos hemos
descontaminado con anterioridad las manos, los ojos son una puerta de entrada
para los virus.
No usemos los guantes de forma continuada, ciertamente
el guante hace de barrera al virus, pero, si tocamos a alguien cuando que se
hayan contaminado, es muy posible que nos contagiemos o contagiemos a otros.
El uso de mascarilla tipo FPP con válvula de
exhalación, por una persona contagiada, facilita al virus esparcirse, pudiendo
contaminar a otras personas. Si bien facilitan la respiración de quien las lleva,
no son las más recomendables para controlar la pandemia.
La protección de la piel y de superficies contra
el COVID-19
No todo producto antiséptico o desinfectante es útil
y seguro para combatir al COVID-19. Su uso inapropiado puede ser muy peligroso
para nuestra salud, puede ocurrir que, o bien la acción del producto no afecte
al virus o bien dañe a las personas. Por ello debemos seleccionar
cuidadosamente qué producto utilizaremos para cada acción. Podemos consultar l
a etiqueta del producto, que debe de indicar que tiene
capacidad viricida, y en qué lugares y circunstancias puede ser utilizado.
Los productos antisépticos son aquellos que podemos
utilizar sobre piel sana considerándose efectivos y exentos de riesgo.
Estas son medidas de profilaxis que se deben de
adoptar ahora y mantenerse una vez finalice esta pandemia, más de 6.000
personas mueren todos los años de gripe en España y un porcentaje significativo
de ellas no se habrían contagiado de esa enfermedad de seguirlas.
El agua y jabón es el más disponible y de uso
generalizado, como comentamos anteriormente, el jabón rompe la capa grasa
protectora del coronavirus desactivándolo.
De forma puntual, puesto que su utilización repetida
puede dañarnos la piel y resecarla podemos aplicar compuestos basados en el
alcohol, es una buena opción para limpiarnos las manos cuando no disponemos de
agua. Es recomendable utilizar alcohol de 70º puesto que un con mayor nivel de
pureza está asociado a problemas para atravesar la capa grasa del virus (si no
tenemos posibilidad de adquirir alcohol de 70º podemos obtenerlo diluyendo
alcohol de 96º en una dilución 70% de alcohol 30% de agua).
La protección de instalaciones y superficies:
productos desinfectantes.
Para la limpieza de superficies e instalaciones
disponemos de productos desinfectantes. Es muy importante ser conscientes de
que no podemos utilizar productos desinfectantes para la desinfección de
personas, podemos poner nuestra salud en peligro.
Según sea nuestra situación dispondremos de dos
opciones: el uso de productos de uso general por cualquier persona, o bien de
productos reservados a profesionales de esta rama.
El producto genérico utilizado para la limpieza por
personal no especializado es la lejía diluida (20 ml. de lejía casera en un
litro de agua) renovándose diariamente la mezcla.
Si consideramos conveniente utilizar productos
comerciales hay varios disponibles en el mercado. Al igual que en el caso de
los antisépticos destinados a la limpieza de la piel sana en los desinfectantes
de superficies podemos comprobar en su etiqueta si tiene propiedades viricidas.
En caso de que se considere necesaria una
desinfección con más profundidad, por la extensión de la instalación u otras
características, se debe recurrir al servicio de empresas profesionales que
utilizarán algunos de los productos acreditados por la AEMPS a tal efecto.
Como información final cabe recalcar que:
·
Está prohibida la nebulización de productos
biocidas sobre personas (por ejemplo, a través de los denominados túneles
desinfectantes)
·
La efectividad de otras substancias no evaluadas
por la UE (como el ozono o el dióxido de cloro) no ha sido acreditada los la
administración de la UE y su uso incorrecto es un riesgo para la salud de las
personas.
Tomás Perea Ruiz
Director de
Seguridad y
Técnico en prevención de riesgos laborales,
Especializado en Higiene
Industrial.
Excelente articulo, hay que profundizar y presionar para el cumplimiento de las normas de prevención, en especial el efectuar una limpieza adecuada y frecuente de manos y rostro, utilizar mascarillas y lentes( estos deben ser desinfectados frecuentemente), así como la limpieza de las suelas de los zapatos al entrar al hogar
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