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Por: Alfredo Pérez García
Director
de Seguridad |
La política
mundial tiene grandes jugadores en primera línea y es una labor tener que observar el desarrollo de las inclinaciones,
tendencias y movimientos y en especial a las declaraciones de esos países
puesto que influirán e incidirán en el resto.
En Latinoamérica parece ser que este concepto no
concierne mucho ya que dan prelación a sus intereses particulares en menoscabo
del vínculo entre los países que la integran dotando de incapacidad para
desafiar los grandes retos y cambios que están aconteciendo en el mundo.
Es necesario comprender que Latinoamérica no se
encuentra en el tablero geopolítico internacional, ni forma parte de la escena,
aunque forma parte del listado de invitados a presenciar el partido de ajedrez.
Habría que preguntarse qué hacen los presidentes
latinoamericanos para no ser excedidos por los apremios sociales que se viven,
la gran mayoría, por no decir todos, están inmersos en un “tren económico fuera
de control” que ya está en marcha con el consecuente riesgo de
desestabilización social y política.
Y mientras esto sucede en Latinoamérica, China y EE. UU
están viviendo una tirantez en escalada, que es sin duda la esfera de
influencia que está profiriendo a los demás países en el mundo.
El politólogo Iván Gaton indicó en su artículo escrito
en el diario de Santo Domingo que Washington esta “ Cayendo en la llamada
trampa de Tucídides” para ello se basó en una cita del historiador Tucídides,
al inicio de su, Historia de la Guerra del Peloponeso, donde
afirma: «Fue el ascenso de Atenas y el temor que esto infundió en Esparta lo
que hizo inevitable la guerra», el politólogo estadounidense Graham T.
Allison planteó la hipótesis de la Trampa de Tucídides («Thucydides's
trap») que describe una tendencia hacia la guerra cuando una
potencia emergente (ejemplificada por Atenas) desafía el estatus de una
potencia dominante (ejemplificada por Esparta).
Un desarrollo sin antecedentes en China que
está lidiando la hegemonía a Estados Unidos en ámbitos como el
militar, tecnológico o el económico entre otros. Así, una nueva Atenas
simbolizada por China desafía al poder en bajada de la nueva Esparta, Estados
Unidos.
En este contexto global y en esa zona del tablero del
TEG( juego de guerra estratégico) se lleva adelante un escenario internacional
geopolítico que puede conducir a una guerra hegemónica en que, o bien la gran
potencia venza y asegure su primacía, o pierda y sea reemplazada por la nueva
potencia en ascenso, en Latinoamérica se libran problemáticas ideológicas que
vienen sacudiendo y agudizando las crisis políticas, las protestas sociales y
la situación económica incontrolable.
Basta ver Ecuador, Chile y Bolivia y los últimos
sucesos. Perú también ha existido una crisis política que es una procedente de
los casos de corrupción asociados a las prácticas de Odebrecht. En México, los
graves sucesos de Culiacán son una muestra de los riegos del exceso de la
violencia asociada al narcotráfico y al raquitismo estatal. Hay que sumar la
crisis venezolana, que ha formado una emigración poblacional masiva que
perturba al conjunto de la región. En Argentina, con el telón de fondo de una
profunda recesión económica y una grave crisis social, y los últimos sucesos
acaecidos dónde un Fiscal Federal pidió 12 años de prisión para Cristina
Kirchner, actual vicepresidente del gobierno junto a un debilitado presidente
Alberto Fernández, quien no ostenta el manejo político oficial, estando en
manos de Cristina todas las acciones del país. Aun así, la acusación del Fiscal
por la causa denominada “vialidad” dónde los Kirchner se habrían beneficiado
por poco más de 2500 millones de dólares, desató una movilización partidaria de
una especie de “guardia pretoriana” que la propia vicepresidente tiene a su
disposición, comprada con fondos públicos a través de planes sociales que lo
mantienen, pudiendo con ello, direccionar acciones de choque similares a
fuerzas “paramilitares” en el momento que se necesite. En este caso, avanzaron
y avanzan sobre el Poder Judicial, rebalsando su esfera del Ejecutivo por
encima de los otros poderes que componen constitucionalmente la República.
Lo Interesante de estos graves sucesos es que el llamamiento a
avasallar el Poder Judicial, surge del propio gobierno de turno que conspira
abiertamente contra el Estado de Derecho, siendo un claro alzamiento liso y
llano contra la Constitución, alterando el orden público por aquellas mismas
autoridades que, deberían salvaguardarlo. Brasil imbuido en las
próximas elecciones con un ex presidente cuestionado por la corrupción es el
principal aliado del eje con Argentina, así Cristina Kirchner y Lula Da Silva,
se han jurado apoyo y lealtad. En Centroamérica, Nicaragua, Guatemala y
Honduras, presentan una atmósfera problemática en términos de estabilidad y
gobernabilidad democrática.
Así en este escenario, en América Latina: los
piquetes o cortes de rutas por protestas, manifestaciones o reclamos de diversa
índole, son moneda corriente con escaladas en ocasiones de violencia, que
poco a poco se va instalando para quedarse.
Y si vemos todo el tablero, en este contexto actual,
en vez de estar pensando, sus líderes, cómo ubicar a sus países de manera
más próspera en un mundo sacudido y convulsionado y en el que vemos un periodo
geopolítico occidental que va en una declive, y un multilateralismo que busca
un nuevo orden global que deje detrás los acuerdos de las potencias vencedoras de
la Segunda Guerra Mundial; están dirimiendo luchas ideológicas propias de los
70´ y tratando de priorizar su intereses particulares partidarios, sin pensar
como estadistas, egoístamente, sin dar la mínima esperanza a sus compatriotas;
ni se detienen a observar lo que pasa en Europa, dónde recientemente, en
España, se anunció que la Unión Europea remitió un documento a
los ministros de Exteriores de la Unión en el que se les notifica que,
Bruselas, se prepara para una acometida comercial y diplomática para aquietar
los avances chinos y rusos en Latinoamérica.
Vemos a China en una continua marcha despiadada para
expandir su influencia, diplomática, económica, tecnológica y militar en América
Latina y en Argentina tratando de desafiar la influencia de Estados Unidos
en todas estas esferas.
La general Laura Richardson, expresó ante el Comité de
Servicios Armados de la Cámara de Representantes, "su preocupación"
por la donación de China de equipos de seguridad y de comunicación, así como
también la presencia de una de las instalaciones de investigación espacial que
los chinos poseen en Neuquén, en la Patagonia argentina: "Que
podría rastrear y apuntar a satélites estadounidenses” y en este
escenario de economía tan delicada, dónde dependemos de nuestra “cintura” política
exterior en manos de Santiago Cafiero, quién ya bastante desastres ha generado
junto Alberto Fernández, el presidente menoscabado por Cristina Kirchner. Un
Alberto Fernández que ha intentado hacer y deshacer y vuelta a hacer varios
embrollos que generó con Estados Unidos durante sus giras, una de ellas
que realizó la semana de febrero a Rusia y China. Tras acusar a la Casa Blanca
de no apoyarlo en sus negociaciones con el FMI, que terminaron en un acuerdo a
finales de enero, diciendo ahora que;- “...el actual gobierno
norteamericano acompañó con su voto a Argentina...” y agregó:
“...Eso lo valoro...”, pero usó el Kremlin para proclamar que su país
necesitaba reducir su “dependencia” del Fondo Monetario
Internacional y de Estados Unidos, al tiempo que ofrecía a Vladimir Putin
que Argentina fuese “la puerta de entrada” de Rusia a América
Latina. Días después, en China, elogió la revolución maoísta. El tenor de
la agenda geopolítica cayó muy mal en Washington.
Hay en la región y en Argentina un generalizado
“malestar en la democracia” que se resume en una amplia crisis de
representación política, de antipatía ciudadana y de desconfianza en las
instituciones y en las castas políticas en todo su arco.
En suma, el panorama de relativa estabilidad que
ofrecía América Latina y Argentina en particular hace apenas unos años, de la
mano de un ciclo de gobiernos liberal-conservadores, ha desaparecido en pocos
meses en estas últimas etapas.
La ausencia de visión argentina y su mala política
externa, producto del gobierno de turno y su ideología, hace que no tenga
posibilidades de tener un sillón con su lugar, en un rincón de la sala, dónde
se encuentra el tablero del destino de las principales potencias hegemónicas
del globo.
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